El 3 de mayo de 1859 día en que se
celebraba la festividad de la Invocación de la Santísima Cruz fue el día
elegido para inaugurar la traída de las aguas potables a Villanueva del Grao
desde la ciudad de Valencia y descubrir la lápida que se le había dedicado al
vecino Dionisio Bello, que gracias a la donación de 80.000 reales de vellón
había posibilitado el buen fin de este proyecto. Bello había fallecido el 5 de
mayo de 1858 y en su testamento había dispuesto que la donación se llevase a
cabo con la condición de que las obras finalizaran antes de cumplirse el año de
su muerte.
Las autoridades municipales de
Villanueva del Grao esperaron en el Ovalo a las de la ciudad de Valencia que
llegaron en carruajes. Allí se formó la comitiva en la que destacaban los seis
guardas fontaneros que para la ocasión estrenaban sus nuevos uniformes y que se
cerraba con una compañía de Infanteria con banda y música. Situados ante la
fuente, leyó el acuerdo municipal el Secretario de Ayuntamiento de Villanueva
del Grao recordando la última voluntad de Dionisio Bello. A continuación el alcalde de Valencia abrió
los sifones, empezando a correr el agua procedente de los depósitos de la
ciudad. Acto seguido le entregó a Vicente Chapa, alcalde de Villanueva del
Grao, las llaves de los sifones como toma de posesión. Ambos alcaldes bebieron
en una copa de cristal agua de la recién inaugurada fuente. Después, el alcalde
de Valencia descorrió la cortina que cubría la lápida con la leyenda:
AGUAS DEL TURIA
DERRAMA ESTA FUENTE
POR LOS ESFUERZOS DEL MUNICIPIO DE VALENCIA
LA COOPERACION DEL DE ESTA VILLA
Y EL LEGADO DE 80.000 RS. DE
DON DIONISIO BELLO.
3 MAYO
1859
Todos los asistentes pasaron a
la iglesia de Santa María donde se canto un Te Deum y a continuación pasaron a
las otras dos fuentes que se habían instalado en la población, tanto para el
servicio de los vecinos como para la aguada de los buques